Una noche, una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas, una noche, en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas, a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda, muda y pálida como si un presentimiento de amarguras infinitas hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara, por la senda que atraviesa la llanura florecida caminabas, y la luna llena por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca, y tu sombra, fina y lánguida, y mi sombra por los rayos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban y eran una y eran una ¡Y eran una sola sombra larga! ¡Y eran una sola sombra larga! ¡Y eran una sola sombra larga! Esta noche solo, el alma llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, por el infinito negro donde nuestra voz no alcanza, solo y mudo por la senda caminaba, y se ...