Somos Seres Vivos, Somos Pura Vida, Dijeran en Costa Rica...
La violencia, también, es un cambio brusco del estado de la materia, del espacio, del tiempo... La Materia entendida como... Any way: cuando empecé a aprender de la violencia, porque esa es cambiante en su significancia en el tiempo cual los fluidos en su fluir de acuerdo a la temperatura, vivía la temporalidad que denominan en esta lengua invasora a Abiayala como "niñés". Que siendo la etapa más coherente de la percepción con la NaturAbuela; ésta misma cultura, que le tiene pavor a la percepción y a la NaturAbuela (porque en ninguna de las dos manda el control o la ventaja, sino la vida espontanea en sí misma, y de niñes esas andan sin que ningún constructo cultural impuesto pueda irrumpir en ellas) califica, y trata como "inferiores" a aquellos seres que somos nosotros mismos en evolución o por evolucionar si fue que no terminamos de crecer y en algún ámbito somos por ahora todavía "niñés", y de tal naturalizada la existencia en esta cultura de escenarios en que a esa etapa de la vida pasan cosas como... La Violencia... La rotura de un vidrio... Je je je.™
En el colegio, Biología: entrabamos a ratos a un salón que era como si la violencia viviera, o éramos nosotres la violencia al entrar acaso, porque era ese lugar tan calmo y delicado... Tan lleno de reglas, y de cosas que a través de "la violencia" se podían romper, que estar allí al rato además de ser aburrido, no por el interesante lugar sino por las reglas, empezaba a ser como violento con une, se sentía hasta peligroso, por la constante violencia inminente que parecía se podía desatar en cualquier momento "si algo se rompía"...
La violencia, también definida como un cambio brusco de estado: ir al laboratorio de Biología, antes o después de la clase de gimnasia o educación física, y ni hablar del recreo, era violento. Era un cambio brusco de estado, a la inminencia o finalización de practicar deportes o de símplemente correr (y volver a ser libre un rato, si es que podíamos hacerlo), el asistir a la obligatoriedad de la escucha impuesta en culturas donde tal cosa existe. Sujetarle a uno el lugar donde vive la vida, LA CORPOREIDAD: el alma que le vibra a un ser infante (¿11, 12?) para estar allí a veces hasta dos horas escuchando a algunas de las milenarias culturas chamulleras hegemónicas diciendo que aquello era "importante": descuartizar a une sape, o a quién algunes creíamos era su novie, espose o amante; le rane, porque así conoceríamos para el bien de la ciencia (¿quién era esa?) y de nosotres (aunque nunca me preguntaron) los órganos que hacen funcionar el cuerpo... De une sape, o de su novie, espose o amante: le rane, je je je.™
Y bueno: a ratos, algune de nosotres "se movía", y de puro accidente se rompía algo y empezaba la violencia. El estallido del vidrio; del fluido lento que es un vidrio (que no es un sólido, aunque lo aparenta) es una de esas cosas nos anuncia la inminencia o el fin de alguna violencia, un cambio brusco de estado. Y en el laboratorio, en el colegio, en "la institución para hacernos inteligentes" (osea, obedientes...) seguido a la rotura del vidrio empezaban al menos un par de violencias más. La primera, era un silencio: instantáneo y ensordecedor, apenas parecido y directamente proporcional al recién finalizado estallido del vidrio. ¿Cuánto tarda un estallido de un vidrio? Obvio depende el vidrio: pero digamos esos bellos jarrones con tantos nombres y formas, que algunos se parecían a los vasos de casa, pero pintados con marcas y cantidades, ¿cuánto dura ese estallido? Caramba, no sé, pero entre más tardaba en acabar el estallido; esa nada del impacto y la reacción en cadena de sonido de cada nuevo pedazo del a esas horas ya no tan importante frasco de vidrio pintado con marcas y números por sobre el piso, más ensordecedora, profunda, grave y violenta sería la violencia posterior a esa silente violencia primera al esperar acabara el reverberar de fluidos en estado de aparente rigidez en ruptura para que luego empezara aquella violencia otra: la del reverberar la culpa en la conciencia del niñe "que fue violento" porque no fue delicado y rompió el fluído en estado de aparente rigidez que hasta con científicas palabras era capaz de explicar, y dejarlo bien claro, la persona a quien alguien (que no nuestros seres amados) habían contratado para enseñarnos a ser inteligentes...
La violencia como un cambio brusco de estado, les profes de “ciencias”... A algunes niñes, les tocaba luego llevar esa violencia a casa: “rompí una probeta”, poray era la declaración. Que por supuesto: la persona que alguien contrató para enseñarnos a ser inteligentes (y no fueron nuestros seres amados) nos calmaban luego del susto, o del llanto que a ratos daban ganas después de aquellos violentos silencios o aquellas científicas palabras para explicarnos que éramos “culpables” de “la ruptura de un bien, de algo era muy importante para ser inteligentes, y era propiedad de todes, y entonces había que reponerlo”... Y ay caramba ir a comprar una probeta al supermercado, je je je.™.
Hoy, que apenas soy un ser vivo; cuando a conciencia y elección luego del chamullo de la cultura a que soy apenas humano lo elijo y prefiero, y cuando hay dos instituciones que condicionan incluso ser un humano, y a ratos uno no “califica” (cual dijera una de esas personas que contratan, no nuestros seres amados, para hacernos “inteligentes”) y puede quedar por fuera “del mundo humano” y hasta del “mundo vivo” pretenden sacarnos, empiezo además de disfrutar más de la lluvia o cualquier expresión de la NaturAbuela, a escuchar la violencia desde otro lugar, y a sanarla, poray diría una de mis amigas alternohipies en esos pueblos de las naciones invasoras al que se retiran las intelectualidades de las ciudades para empezar a volver a la NaturAbuela, tipo Bolsón en Argentina o Bayron Bay en Australia.
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Esta madrugada, dormía, y subía y subía el volumen un ruido, tocaban una puerta, y de repente me despierto pues no era un efecto de sonido de la banda sonora del delicioso sueño en andas, sino una pelotera en lo del vecine, je je je. ™... Me levanto, a chismear, pues ya estaba despierto igual, abro la puerta y miro a la izquierda, y es una mujer de mediana edad (sea lo que sea que eso significa en estos tiempos), bata puesta, y saludo, con esa mirada de asignación de responsabilidad que poray despunta cuando uno está recién levantao, los ojos que no ven mucho buscando responsables de la despertada a la madrugada. La miro, me mira:
-Hey, are you okay? Pregunto, y creo intenté algún gesto empático, o algo así.
I’m sorry, dice ella, y creo agachó la cabeza, o algo así.
Cierro la puerta, pues no hay más dónde buscar la fuente de la ruptura del silencio; la fuente del comienzo de ese sonido que suena a alguna de las violencias nuestras de cada día, y no termino de llegar de vuelta a la cama, cuando empieza, ahora sí, a terminar de romperse ese silencio y a nacer más violencia: ella termina de perder poray la compostura que había guardado al tocar así la puerta y que le interrumpí, y ahora hace de la puerta un bombo, y me amalayo que están por empezar, o ya se acabaron, o no los hicieron, los carnavales en Montevideo y no fui de nuevo, y cuando parece que la murga va a empezar, la mujer parece logra entrar y empieza lo que viene después de la violencia; más y más violencia, gritos, la plena ausencia de la comunión con algo exceda a los participantes, el ego ancestral quizá reverberando, y me acuesto a acordarme de mi casa, y de las casas de cualquiera sea capaz de leer las lenguas invasoras a estas territorialidades (danés, francés, inglés, holandés, portugues, español). La violencia, no contratada por nuestros seres amados, que se cuela en nuestras cotidianidades, algunas de ellas originadas en las frustraciones para lograr la complacencia y aprobación a esas instituciones le tienen pavor a la percepción y a la NaturAbuela (ElEstado&ElMercado), y entonces empiezo a entender: la violencia no es sólo el cambio brusco del estado de la materia, del espacio o del tiempo (too much, too fast, too soon, like AOC said...), sino también, y sobre todo, un cambio así de brusco muy rápido, muy abundante, muy pronto, en los significados mismos de aquello nos habilita estar vivos, que es el ámbito donde DESPUÉS, pasa todo lo demás, incluso ser humanos. Y pasó, que cambiamos a tal punto los significados, que ya hasta inventamos "razones" para que alguien deje de ser humano... Primero, estamos vivos, percibimos, cual cualquier alga, semilla o zarigüeya por el camino. Y la primera fuente de percepción de la vida per sé, no es de carácter antrópico, es la NaturAbuela per sé (¡parir natural!, como recomienda desde hace años el Ministerio de Salud de Reino Unido, y no en el “Hospital”, que no es un lugar recomendado para nadie, je je je, ¡y menos para un bebe!).
Somos Pura Vida, dijeran les ticas allá en Costa Rica: eso sigue escrito en esos genes portamos que nos hacen estar vivos, no sólo “ser humanes” susceptibles de descalificación y descarte por las instituciones que existen para llevar a cabo control y ventaja en nuestro primer territorio, que es el cuerpo, cual aprendí con mis amigues alternohipies, ¡gracias!. Somos seres vivos amantes, amades humanes que poray pasaron a leer esto.
Y ya se pasaron desde el Siglo XVIII hasta la Escuela de Frankfurt, sino es que antes y también después, mentes humanas de culturas hegemónicas cuestionando lo humano y asignando significancias a “lo humano”, y diciendo qué si lo es y qué no lo es; calificando y descalificando un ámbito de validez finito, a algo discurre en lo infinito: la vida. Y por supuesto, eso se les quedó chico, como cualquier magnitud que se compare con el infinito, y el “gran” Immanuel Kant, preguntado sobre el origen de nosotres les seres vivos de estas territorialidades que teníamos y tenemos usos vivos de vida que llaman otras sociedades “culturales”; que no se emparentan y no queremos que se emparenten a los de ninguna otra zona del planeta, porque a nosotros que somos de acá y de ningún lugar más nos hizo La NaturAbuela, por más poderosa sea la supuesta razón esgrimida de cualquier institución nos diga lo contrario de ese hecho empírico como ninguno; aquel artista de la violencia ontológica más fina, acompañó la creencia que quienes no adherimos a los postulados significantes del occidente hegemónico, somos bestias, je je je. Pues compadre Immanuel: ¡ADHIERO!, je je je. Algunes seres vivos tenemos más cosas vivas en común, se lo prometo, con una hedionda zarigüeya que con un intelectual perfumado genocida, je je je.™. Y sospecho, adhirieran así en concordancia alguna de mis auténticas deontológicas ancestralidades, para quienes el respeto y la vida, y nada más que eso y chau chapas y títulos y “autoridades”, estaban más allá de cualquier negociación posible...
La vida está viva: no le debe nada a nadie. No hay una sola institución humana a la que la vida le deba algo, ni una sola forma de vida en la que “la creatividad y grandiosidad humana”, hayan tenido algún aporte para la vida per sé. Somos una especie preciosa, como cada otra de las billones que existen. Y bueno, esto para una de mis madres, no sea se preocupe: Mama Ele, tranquila, Estoy a salvo, soy un ser vivo, me alimento de aire que produce La NaturAbuela, y de proteínas, carbohidratos y vitaminas que por ahora están secuestrados por entidades condicionan el acceso a La NaturAbuela. Empecé un camino quizá me tomará la vida; de empezar a independizarme de una especie se cree más inteligente que las demás, je je je.™ La cosa es que no acompaño más el origen de ello con mi conveniente silencio, de una tal identidad humana donde lo humano es “lo más”, y lo demás, o no importa o no existe, mismo sin son humanes con condiciones que se inventan otros humanes, otros seres vivos, para facturar de la vida misma en otres. Porque cuando se acabe esa mentira/chamullo/embuste nos obligan a usar de la identidad afincada en preceptos humanos que luego permiten facturar de la vida de alguien; y siga existiendo la no necesaria intermediación entre los seres y el medio. Al final de elles, igual estará el auténtico sustento de todo cuando comemos, bebemos, y dormimos: La NaturAbuela. Madre: simplemente, no es cierto que la identidad impresa en un papel por entidad humana establece la validez o no para la vida de un ser, empíricamente eso es falso de acuerdo a la NaturAbuela, y ese es un ámbito de aproximación a la realidad que por privilegiado siempre ví desde la vereda, y ahora soy yo el que está en el medio de la calle, todo se ve diferente a lo que usted con esa convencida sonrisa de Monalisa me enseñó... Pasaron milenios desde aquel invento del poder, quizá, y le bastó un soplido de la NaturAbuela para romper en mil pedazos 7 mil años de certezas sobre la supuesta hegemonía de la especie sobre el medio. Este sigue siendo nuestro planeta, de nosotros, de los Seres Vivos, y las circunstancias del contexto obligan a empezar a creer en otras cosas, o simplemente algo más fácil y efectivo: empezar a dejar de creer en tanta mentira, chamullo, embuste nos hemos metido, tanto ego, y acercarnos a una nos está esperando sin condiciones, ilimitada, permanentemente... La NaturAbuela. Nos asiste un derecho por ser seres vivos: ejercer la terricolaridad (la territorialidad del Planeta Tierra), y a vivir y andar La Tierra sin intermediaries, o con cualquiera que no inventen excusas para excluirnos del ciclo vital al que pertenecemos de nacimiento y nos legó La Creación. Mama Ele, ¿se imagina a las vacan andando a comprar pasto/fardos para la cena?, je je je.™ La amo Mama Ele. Gracias por haber sembrado en mi las semillas que ya empiezan a crecer, y fueron enseñarme a leer y a escribir. Gracias.
Si la pureza de la niñez reinará nuestro planeta, la disrrupcion de la violencia sería imposible, la pureza del alma sería sembrada por todas las territorialidad es sin prejuicios ni dolores.... El AMOR es el PODER que está en la NIÑEZ
ReplyDeleteThey agree Comadre...
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