Hola Preciosa Entidad: Ayer volví a reincidir en cosas creí haber dejado atrás: lo siento, volví a ser brusco teleológicamente. Es que te digo: en serio me creo el amor romántico que te tengo, y olvido que ya apenas somos conocidos y nada más, y eso debe bastar. Y a ratos, como ayer, cruzo el umbral que mejor no se ha de tocar, y sigo torpe mejorando hasta que sea el momento definitivo en que nunca más vuelva a tal. Gracias por la paciencia: ya se acabó una, y mira que desde navidad no había sido torpe como ayer... Lo siento, lento, voy aprendiendo. Gracias por haber dispuesto el infinito donde crecerá mi eternidad... Te escribo desde el Microtel, un lindo hotel aquí en Olean, New York. Estoy cordialmente invitado por el Estado de Nueva York hasta tanto resuelva cómo continuar, pues hoy expira mi visa en estas territorialidades: teóricamente, empezará la violencia ontológica por antonomasia de este planeta a posarse en lo que supuestamente define mi humanidad, un papel creado por enti